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El trabajo a distancia, las videoconferencias, las aulas virtuales, las plataformas on line ya son parte de la cotidianidad a la que asistimos desde que se decretó la pandemia. Para los nativos digitales y las generaciones más acostumbradas al uso y consumo tecnológico, el cambio de paradigma pudo percibirse como “natural” y hasta positivo. Pero ¿cómo impactaron las modalidades del teletrabajo en las personas mayores de 50 años que no contaban con tanta experiencia en este campo?

“El uso de nuevas formas de comunicarnos en el ámbito laboral representó un desafío extra para muchas personas acostumbradas a una rutina estructurada alrededor del trabajo”, advierte Ernesto Tocker, director del Servicio de Empleo AMIA (SEA).

“En ese orden ya conocido, había una modalidad organizada que giraba sobre la base de horarios fijos, que siempre tenía lugar en el mismo espacio físico, y con formatos de interacción presencial, en los que se privilegiaban las reuniones cara a cara porque la proximidad física era percibida como sinónimo y garantía de confianza”, explica.

Los cambios que introdujo y aceleró el confinamiento obligatorio llevó al segmento de la población de más de 50 a interactuar bajo nuevas reglas, que no fueron muchas veces acompañadas por los procesos de inducción correspondientes. “Al comienzo, esta situación generó ansiedad, estrés y confusión y necesitó de nuevas respuestas que dieran sentido al nuevo orden que comenzó a emerger”, señala Tocker a la hora de analizar las transformaciones generadas.

Para el director del SEA, el desafío para quienes no estaban acostumbrados a las nuevas dinámicas de comunicación radica en potenciar la experiencia acumulada e identificar y desarrollar aquellas habilidades necesarias e imprescindibles de la era virtual. “Integrar los nuevos modos de hacer, de comunicarse y de gestionar el trabajo con la trayectoria que hemos construido es un camino a transitar que puede abrir nuevas puertas”, asegura.

“Lo importante es visualizar el panorama actual como un momento oportuno para fortalecer los conocimientos adquiridos y mejorar nuestro posicionamiento en el mercado laboral”, indican desde el SEA.

Para poder capitalizar la experiencia y sumar las competencias laborales que el mundo laboral revalorizó y hoy está demandando, el Servicio de Empleo de AMIA elaboró una guía de habilidades imprescindibles que deben estar presentes en la nueva “caja de herramientas”

1 – Estar abiertos

En el oscuro escenario que trazó la pandemia hay zonas de luz, en las que se pueden rescatar oportunidades. En medio de la incertidumbre, la actitud de estar abiertos a nuevas posibilidades, de enfrentar los imprevistos y de buscar soluciones originales frente a un contexto que no podemos modificar, es un valor agregado que marca la diferencia. En este momento es fundamental saber aceptar los cambios y adaptarse a ellos.

2 – Flexibilidad

La virtualidad impuso un tipo de lenguaje más dinámico, más efímero, en el que debemos usar diferentes códigos y plataformas. Requiere de nuevas aptitudes para poder adaptarse. Es necesario flexibilizar los esquemas que se venían utilizando y dar la bienvenida a nuevos saberes. Lo pasado fue útil, pero hoy el mundo del trabajo exige otras respuestas y demanda una de las competencias más mencionadas por los empleadores: ser flexibles.

3- Creatividad

Ser creativo es otra competencia muy apreciada en la actualidad. Una persona creativa es quien tiene la facilidad para inventar, crear ideas y ver la realidad de otra manera. Es quien encuentra soluciones alternativas a los problemas que surgen, a partir de respuestas originales, prácticas e innovadoras.

4- Actualización permanente

Estar atentos a lo que acontece nos lleva a saber interpretar qué requiere hoy el mundo del trabajo. Aprender sistemas de comunicación nuevos, conocer las aplicaciones más utilizadas, consultar tutoriales y seguir a referentes en diferentes especialidades son todas sugerencias válidas para estar actualizado. Es tiempo de prepararnos y formarnos en los conocimientos que hoy resultan fundamentales.

5 – Ver el vaso medio lleno

Aquellas personas que hoy tienen más de 50 han sido testigos y han atravesado diferentes crisis de orden económico, cultural, social y político. Las transformaciones a las que han asistido hoy juegan a su favor. Haber sorteado momentos de gran complejidad otorga un saber hacer las cosas que solo brinda la experiencia. Poder mantener el rumbo mientras la tormenta arrecia es una habilidad que distingue y que se valora.

6- Manejo del tiempo

Establecer prioridades y fijar límites es una cualidad que siempre se aprecia. Las competencias relacionadas con la coordinación suman valor en cualquier trabajo. Saber administrar el tiempo de forma provechosa y con eficiencia es una herramienta que siempre se busca, al igual que el ser organizados y poder llevar adelante un plan de principio a fin.

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